La enfermedad de Parkinson es una afección neurológica progresiva que afecta a la función motora y compromete considerablemente la calidad de vida de quienes la padecen. Aunque actualmente no existe cura, hay intervenciones fundamentales para ralentizar la progresión de la enfermedad y mejorar la funcionalidad y el bienestar de las personas.
La fisioterapia desempeña un papel fundamental en este enfoque. Los fisioterapeutas, como profesionales sanitarios, son cruciales en la evaluación y el seguimiento de las personas con Parkinson, actuando de forma individualizada y centrándose en las necesidades específicas de cada persona.
Los principales objetivos de la intervención fisioterapéutica son mantener y mejorar las capacidades funcionales, retrasar los síntomas, prevenir o minimizar las complicaciones y deformidades, asesorar sobre posturas adecuadas, prevenir las contracturas y la debilidad muscular, y mejorar el equilibrio, la marcha y la coordinación. Además, la fisioterapia ayuda a fomentar la autonomía y la realización más segura de las actividades de la vida diaria.
En el Día Mundial del Parkinson, que se celebra el 11 de abril, el Colegio de Fisioterapeutas destaca la importancia de que los fisioterapeutas realicen un seguimiento periódico, en el marco de un enfoque multidisciplinar, con vistas a garantizar una intervención segura y eficaz que favorezca la calidad de vida.